Transmitiendo valores a través del deporte
Las personas nunca dejamos de aprender. Ni siquiera cuando no queremos o no tenemos la intención de aprender dejamos de hacerlo. Podría decirse que las personas aprendemos muchas de las cosas más importantes de la vida sin desearlo, y es que nuestro cerebro está diseñado para ello.
Nos pasa con todo, con las materias en el colegio, con las amistades, las relaciones, la familia, el trabajo…
¿Y con los valores? ¿También aprendemos valores inconscientemente? ¿Se puede enseñar o aprender un valor? ¿Cómo?
En la Escuela de Baloncesto Aravaca nos tomamos muy en serio la educación en valores de nuestros jugadores y jugadoras, por ello cuidamos mucho las maneras en las que transmitimos lo que a nosotros nos parece más importante: el esfuerzo, el compromiso, la amistad, la generosidad… ¿Cómo es esto posible a través de un deporte?
A la última pregunta, quizá le corresponda la respuesta más sencilla de todas: simplemente es posible. Nos aprovechamos de la pasión innata de los más pequeños (y no tan pequeños) por el juego para enseñarles, a través de minúsculos detalles (que a veces pueden llegar a ser una simple mirada) lecciones que podrán poner en práctica, no solo en el baloncesto, sino en su propia vida.
Cuando recordamos la importancia que tiene una buena planificación académica de cara a poder asistir a todos los entrenamientos (sobre todo en época de exámenes), en realidad lo que les estamos intentando transmitir es la importancia del compromiso y el valor del esfuerzo y la responsabilidad con uno mismo y con los demás.
Cuando enfocamos un entrenamiento entero a que todos los miembros del equipo deban tocar el balón antes de poder encestar, nuestro verdadero objetivo es que los chicos y chicas vayan adquiriendo inconscientemente el verdadero valor de un equipo: sus miembros. Todos y todas somos importantes, y a través del juego somos capaces de aprenderlo sin ningún tipo de esfuerzo.
Dicho todo esto, simplemente me queda decir, para los escépticos, que el baloncesto siempre será mucho más que un deporte, es una verdadera escuela de lo que es la vida, y nos ofrece una familia nueva en la que poder confiar.
Si seguimos teniendo el foco puesto en la educación en valores, no solo conseguiremos que se aprenda a jugar al baloncesto, sino que nuestros miembros aprendan a ser un poco más felices.
José Nogueiro,
Coordinador deportivo. Psicólogo de la Escuela