Para algunos es un hábito, para otros un gran desconocido, pero lo que todos tenemos claro es que el compromiso es un valor fundamental en la vida de cualquier persona.

¿Qué significa el compromiso?, significa ser responsable y diligente con aquello con lo que nos hemos comprometido. Significa cumplir con aquello que te has propuesto, o con tus obligaciones. Puede que para muchos sea una carga, o algo muy negativo, pero qué curioso es que las personas más comprometidas y responsables con sus obligaciones son las que mejor valoradas están por sus compañeros y familiares.

Llegados a este punto me surge una pregunta, ¿podemos aprender a comprometernos? Rotundamente sí. De hecho creo que como seres humanos nacemos con unos compromisos “de serie” muy básicos, como son el comer, dormir… Pero durante nuestra vida, si queremos llegar a cumplir con nuestros objetivos, debemos aprender el valor del compromiso y todo lo que ello implica. Debemos entrenarnos y convertirlo en parte de nuestra identidad: si digo que voy a hacer algo, lo cumplo.

Todos conocemos a alguien que dice que sí a todo pero con el que sabes que no puedes contar, y es que comprometerse muchas veces es también saber decir “no”, porque para poder llegar a cumplir con algunas obligaciones, a veces hemos de sacrificar algunas cosas, aunque esto da para otro artículo… No estoy queriendo decir que para ser alguien comprometido tengas que tener muchas obligaciones, sino que si realmente quieres demostrar este valor en tu vida, debes cumplir y ser constante con aquellos compromisos que hayas adquirido. Ya se sabe que el que mucho abarca…

Lo que desde este artículo queremos transmitir, es que el compromiso es fundamental para lograr ser un jugador de baloncesto (y ser humano) con éxito. Si yo mismo soy capaz de sacrificarme, organizarme y responsabilizarme de mis obligaciones, estoy beneficiando a todo mi equipo, e incluso también ayudo a otros a cumplir con sus compromisos, como por ejemplo a mis padres, o a mis compañeros.

Vivimos en la época en la que parece que la buena educación está siendo sustituida por emoticonos. En la que el estar permanentemente conectados nos lleva a alejarnos de los demás. No dejemos que un valor tan esencial como es el compromiso caiga en desuso, porque una persona comprometida es una persona de gran valor, ayer, hoy, y siempre.